domingo, 30 de octubre de 2011

Una vida , un segundo, una estación













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Un banco, solo, muy solo, lleno de soledad, y a la vez tan lleno, muy lleno de hojas, repleto de trozos de restos de árboles a su alrededor, y aún así se sigue respirando una soledad y tristeza inmensa. ¿ Qué es lo que hace que una situación se sienta repleta de vida ? Ahí hay vida, siguen pasando los segundos que se convierten en minutos y posiblemente en horas; instantes. El otoño.


Otro banco, también muy vacío, de gente, de personas, de bullicio; plagado de nieve y de frío, de silencio y de ganas de ser arropado. Vuelvo a plantearme cómo puede una persona hacer cambiar tanto una situación. Imagino a alguien sentado en ese banco tan blanco y se me tiñe la mente de vida, por ahora tan sólo hay soledad. El invierno.


El banco a lo lejos se asoma por ese verde tan propio de la primavera, hojas que vuelven a nacer y flores que comienzan a crecer. Sin embargo el banco sigue estando muy solo, quizá esté abandonado o quizá esté colocado para que alguien corra a sentarse y disfrutar del sol mientras lee. En esta ocasión no transmite tristeza, transmite vida, y eso lo dicen las hojas nuevas y el sol saliente. La primavera.


El banco se ha convertido en remo, un remo que ya no tiene patas, si no que cuelga, se ha levantado unos centímetros del suelo y ahora flotamos ante un infinito mar que se nos presenta ante nuestros ojos, ¡ qué vida !. Ahora si que puedo respirar vida, aún sin estar la imagen llena de personas y de olores. El verano.


El tiempo pasa, y con el pasan las estaciones, las sensaciones, los pensamientos ... pasan infinidad de cosas que nos hacen plantearnos la vida de una forma o de otra. Somos otoño, invierno, primavera y verano, somos todos eso, aunque sea difícil definirnos.


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Somos tantas cosas a la vez que me resulta muy difícil hacer una definición exacta sobre nosotros, los humanos, y por el miedo a equivocarme, prefiero definir situaciones, momentos, instantes ... incluso me atrevería a definir segundos y minutos; sobre todo los que he vivido, y los que me gustaría vivir.


Cuando pasa el tiempo a tu alrededor y te das cuenta de que en realidad no ha pasado nada te hundes, tan sólo tienes ganas de encerrarte en tu cuarto y no salir de debajo de tus sábanas. Cuando te encuentras bajo tus sábanas te encuentras con tus pensamientos, en esta ocasión te ha dado igual que tus pies se queden fuera sin ser tapados, hoy no te importa nada. Tus pensamientos te están golpeando muy fuerte como para salir a la luz, a la calle, a tu vida ... A pesar de todo ese cúmulo de sentimientos que en tu cabeza se han agolpado, en un instante de ira corres hacia la ventana de tu salón y recuerdas que hay vida ahí afuera, y que si la tuya no te gusta, o no está saliendo como tu quisieses, lo mejor será cambiarlo. 


                                                                                                             David Almeida Pérez.30/10/2011

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