Y como casi todo en la vida , tanto como correr, saber cepillarse los dientes , o simplemente saber coger la posición perfecta cuando hay ganas de sentir la almohada junto a tu cara; todo es acostumbrarse. Costumbres son muchas las que cogemos día a día, tantas que nuestro camino está plagado de ellas, ya que sin ellas no seríamos quiénes somos. Desde pequeños "nos acostumbran", a que "hay que acostumbrase", acostumbrarse a no decir palabras malsonantes y a decir disculpas cuando algo no se ha hecho bien, también nos intentan acostumbrar de que siempre hay que cruzar el paso de peatón agarrado a la mano de nuestros padres y cuando el "simbolito" del peatón esté en verde y no en rojo; nos enseñan a querer y a dar lo mejor de nosotros. Pero después de tantas costumbres hay ocasiones en las que pienso que es necesario saber desacostumbrase más rápido de lo que aprendemos a acostumbrarnos a algo.
Es cierto que nuestros mayores nos hacen ver la vida más fácil inculcándonos esos modos de vivir; quizá más útiles, pero no nos enseñan a que cuando nos quitan algo que queremos es muy difícil decir adiós, saber que la partida es para siempre y que no volverá jamás. Cuando algo termina en tu corazón queda algo tan profundamente hondo que es casi imposible de sanar, y realmente habrán corazones que no sanarán , seguirán palpitando pero no con el mismo ritmo.
Es cierto que nuestros mayores nos hacen ver la vida más fácil inculcándonos esos modos de vivir; quizá más útiles, pero no nos enseñan a que cuando nos quitan algo que queremos es muy difícil decir adiós, saber que la partida es para siempre y que no volverá jamás. Cuando algo termina en tu corazón queda algo tan profundamente hondo que es casi imposible de sanar, y realmente habrán corazones que no sanarán , seguirán palpitando pero no con el mismo ritmo.
Qué fácil es acostumbrarse y que difícil es hacer de un día a día un adiós. Tremendamente jodido
Me encanta la última frase 'Qué fácil...'
ResponderEliminarAunque te diría que no hay imposibles, que el corazón se recupera. de cada adiós hay que sacar algo en claro y aprender algo bueno, dentro de lo malo, es la única forma de sobrellervarlo.
y también decirte, que igual que dos historias nunca son iguales, que un paisaje nunca te inspira lo mismo, y muchas cosas como éstas, que el corazón no vuelva a latir igual no es malo. De esta forma, conseguimos que existan cosas especiales, porque si no serían todo rutinas.. e historias repetidas.