lunes, 23 de enero de 2012

Maratón de amor





Con esta lluvia de imágenes que tanto me gustan, no se me ocurre otra cosa que crear una pequeña historia. No sé si tendrá mucho sentido muchas de mis fotos favoritas en una sola historia. Vamos a coleccionar momento bonitos.

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Como desconocidos nos cruzamos la mayoría del tiempo por la calle con miles de caras que jamás hemos visto, y tampoco imaginado. Nuestra imaginación es realmente abrumadora en ocasiones. Nos da por pensar muchas cosas a la vez, muchas veces al día, y a veces explotamos. Sigo insistiendo en que caminamos siempre sin conocer a la gente que está en nuestro alrededor, hasta que de repente, llega un día en el que todo queda inmóvil y ves que la persona que está ahí enfrente es la persona que tienen que estar contigo para el resto de los días que te quedan por vivir. Y si te preguntara alguien el porque de esa certeza, seguro que responderíamos algo como "porque sí", "esas cosas se saben". El resultado es una pareja en la mayoría de las situaciones. A eso le llaman un flechazo.// Sueños compartidos, París, la ciudad del amor, de la felicidad, de la unión con tu pareja. ¿Realmente París desprende tanto amor? Yo creo que no. Pero yo estoy aquí para contar lo que sucede en las imágenes y no mis pensamientos, aunque claramente los dejo entrever. En París nieva, además mucho. El frío que cala tus huesos no te deja caminar por la calle como quisieras con tu pareja, el frío te encoje, y eso hace que vuelvas al hotel. Y ahí están de nuevo, los dos, mirándose por primera vez como nunca lo habían hecho, frente a frente, solos. El silencio lo está diciendo todo, que hueco tan lleno de sensaciones, miradas, tremendamente duras esas miradas. Quizá si que sea París la ciudad del amor, o por lo menos ellos han conseguido creer en el tópico. Han caído rendidos, a la cama, uno con el otro, el otro con el uno. Se quieren. Se nota. // Realmente no sé como terminaría esta historia, pero de momento me gusta, parece idílica, de esas que nos ponen en las películas siempre, y que en la realidad no están tan cerca. Por eso me gusta soñar, e imaginar... que la realidad está más cerca de la ficción que la realidad en sí misma. 

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